Playa Muertos pertenece a la Península de Nicoya, se ubica entre Paquera y Tambor, detrás del manglar de Pochote.
En el mapa aparece con su pelicular nombre y cerca de otros spots que ya habíamos visitado, como Pochote y Tambor. ¿Cómo fue que pasamos tan cerca y no la vimos? Según el mapa es una media luna con palmeras y árboles; según los lugareños es una de las ‘chineadas’ de la zona por su arena blanca.
¡Cómo no la vimos! Será que esta playa hace honor a su ‘apellido’ y es como una de esas películas de terror con espíritus que se ven por un segundo y luego desaparecen, sin dejar rastro alguno.
Yo no lo creo, y si tanto da de que hablar, tenía que encontrarla. Playa Muertos pertenece a la Península de Nicoya, se ubica entre Paquera y Tambor, y prácticamente detrás del manglar de Pochote.
Justamente llegué a Pochote en busca de respuestas. Una señora que alquila kayaks me explicó que había distintas maneras de llegar allí, por desgracia ninguna tan sencilla como hubiera querido.
Lo más fácil es esperar a que suba la marea, tomar un kayak y moverme hasta la playa, en un recorrido de entre 20 y 30 minutos, dependiendo de las habilidades de cada persona. Yo de fijo hubiera durado 30, así que lo descarte.
La otra opción era alquilar un bote y pedirle al capitán que me llevara a la playa.
Por último, y quizás la más difícil, tomar el camino en carro y luego caminar por un trayecto de piedras en marea baja hasta encontrármela.
Tomé la tercera opción y ojo, no quiere decir que sea la mejor. La señora me avisó, me dijo que me esperaba tremenda caminada, pero por alguna razón no le hice demasiado caso.
El punto es que le di la vuelta al manglar en carro, por un camino que superé en casi 15 minutos. La verdad es que no está tan malo y lo disfruté.
Se conduce hasta pegar con cerca y después toca la caminata. Cuando la marea está baja, se aprecian miles de piedras que conforman el trayecto.
Sí la marea sube, no podrá pasar. Yo topé con suerte y empecé a saltar piedra por piedra, con cuidado de no caerme ni resbalarme.
Cerca de 600 metros en un camino duro, cansado y con el sol pegando sobre mi cara, pero todo bien.
Mientras la playa sea tan increíble como lo dicen los lugareños, el esfuerzo habrá valido la pena. En medio de las congojas por superar los obstáculos, me quedé pensando en un spot que visité en Golfito.
Me lo recomendó un local y no me gustó demasiado. ¿Será que esta vez me pasaría lo mismo?
Llegué sudando hasta tocar la arena y por dicha no me arrepentí. De verdad es blanca, el agua bastante limpia y cristalina.
Las palmeras altas bordean toda esta playa en forma de media luna, con algunos otros árboles que se recuestan sobre la costa.
Un grupo de turistas disfruta bajo la sombra y dos yates se parquean casi al frente de la playa, una prueba inequívoca de que vale la pena estar allí.
En poco tiempo, espero volver a Playa Muertos. De fijo lo haré en kayak.